Ojitos mentirosos...


¡Y se veía tan bien! Su imagen sigue en mi cabeza: pantalón negro, camisa gris, zapatos negros, sin lentes (no supe si ya no usa o si traía lentes de contacto)

Y pensaba no saludarlo, (pues creí que era mejor dejarlo por la paz) pasarme de largo pero después pensé “que de mí no quede” y camine hacia donde él estaba y simplemente le dí un beso en la mejilla mientras él hablaba por celular y prácticamente ignoró mi presencia.

Lo saludé y seguí mi camino hacia donde estaban mis compañeros, durante el evento nuestras miradas se cruzaron en varias ocasiones y lo único que hacíamos era bajar la mirada o cambiar de perspectiva.

Cada quien estaba en su “grupo”, socializando y dando abrazos de navidad.

Terminó la primera parte del evento y salí de prisa, al llegar a la entrada nuevamente lo ví, tuve que saludar por “cortesía” a sus compañeros y al llegar a él, lo abracé y le dije ¿cómo estás? A lo que él contesto “Bien ¿y tú?” y no fue un abrazo de compromiso, ni fraternal, ni de Navidad. En ese abrazo hubo algo más o al menos de mi parte lo hubo.

Como no soy amiga de sus amigos les dije “los veo más tarde” y caminé como queriendo dejar atrás lo que sentí en ese abrazo.

Llegó la segunda parte del evento y yo subía distraída las escaleras, mientras que él bajaba y se detuvo ante mi mirada: Me vió, lo vi, nos vimos, y yo esperaba que él detuviera su paso para decirme algo ¿qué? No sé, simplemente quería escuchar algo de sus labios y lo único que recibí de él fue un movimiento negativo de su cabeza y siguió su camino sin ni siquiera despedirse.

¿No, no qué? –pensé- ¿No quieres andar conmigo, no quieres hablarme, no quieres verme, no me quieres, soy una mala persona? Tantas respuestas a esa señal que hizo… Sentí tantas cosas revueltas en el estómago, no sabía si mentarle la madre o darle un beso.

Terminó el evento y ni adiós le dije, me fui a hacer mi trabajo y cuando caminé cerca de él evité mirarlo.

Pasó la navidad y un mensaje al celular de su parte que decía “Que el 2010 traiga éxito y muchas bendiciones, recibe un abrazo de todo corazón…JR”

Yo le contesté que lo quería mucho pero que eso no era bueno, él se limitó a decirme que yo nunca entendí lo que él sentía por mí y que por eso se había alejado de mí.

¡Carajo! –grité- no puedes decirme eso, si el de los miedos eres tú, si el de las inseguridades ¡eres tú!

Ahora, gracias a las malditas redes sociales me percato que cambió su estado civil a “en una relación” y que en su estado de ánimo enuncia: “Gracias por existir, eres el amor de mi vida”.

¡No me jodas! Repliqué, obvio esas palabras no son para mí, ahora entiendo tus miedos, tus dudas. Tan fácil que era decirme “no quiero andar contigo, gracias”, pero no, preferiste mentir, evadir. ¡Maldición! ¿por qué el ser humano se empeña en callar? ¿por qué no somos directos? No le odio ni le guardo rencor, fue poco el tiempo que salimos pero, no me cabe en la cabeza que sea tan difícil para los seres humanos hablar con la maldita verdad.

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