Los pensamientos cambian, la vida también. Escribía recientemente que tenía años de no escribir en el blog; las redes sociales y chats olvidados me recuerdan lo que escribía, sentía y pensaba.
Hace dos años estábamos planeando una boda que no se ha llevado a cabo, planeábamos que sólo nos casaríamos por el civil y que viviríamos juntos pues nuestro bebé estaba por llegar.
Si me preguntan hoy, no me quiero casar. ¿La razón? Creo que ya no estoy tan enamorada, quizás porque no era lo esperaba.
Es triste escribir esto, la desilusión duele y el desamor también.
Cinco años en los que no escribía en este blog. Llegué a pensar de que ya nunca escribiría ¿Para qué? Si de todos modos nadie lo lee. No me importa, seguiré escribiendo, es terapéutico, además siempre he escrito; aunque quizás no lo haga muy bien.
En cinco años pasaron muchas cosas: Dejé al ninja (sí lo logré) escribí mucho de él en este blog y de nuestro idilio inconcluso. Después de un par de años conocí a Vegas y me casé con él, tenemos un hijo precioso.
Mi abuelo murió, me salí de la casa de mis padres, mis sobrinos crecieron, me embaracé de manera "sorpresiva", Vegas se fue a vivir conmigo, nos separamos, nos volvimos a juntar y aquí seguimos. Nuestro hijo va a cumplir un año y medio, ya camina y seguirá creciendo sin que me dé cuenta y a pesar de mi negación; se convertirá en un hombre.
¡Wow! resumí mi vida de cinco años en tres pequeños párrafos. Ahora pienso ¿Qué voy a escribir en los siguientes post? Lamentablemente este blog es autobiográfico, me da risa y pena, ojalá mi hijo lo lea alguna vez y se burle de mí.